Introducción

Durante la última década, Tailandia se convirtió en un importante productor de etanol gracias al fuerte apoyo gubernamental y al aumento del consumo interno de combustible. Sin embargo, después de años de crecimiento, la industria del etanol se encuentra ahora en una posición difícil, enfrentando varios desafíos, incluso cuando el panorama del mercado de vehículos de Tailandia experimenta un cambio transformador.

Los años del Boom

La producción de etanol en Tailandia aumentó rápidamente de 1,050 millones de litros en 2014 a un máximo de 1,610 millones de litros en 2019. El número de destilerías aumentó rápidamente durante este período, concentrándose alrededor de las regiones productoras de caña de azúcar y yuca que proporcionaban materia prima lista.

El crecimiento fue impulsado por el Plan de Desarrollo de Energía Alternativa de Tailandia, que tenía como objetivo aumentar el consumo de combustibles renovables. El gobierno proporcionó incentivos de apoyo, como préstamos blandos para los cultivadores de materias primas, garantías sobre los precios de los cultivos y subsidios para los productores de etanol.

Se mantuvo un estricto control de las importaciones mediante contingentes y aranceles elevados para proteger la producción nacional. La compañía petrolera estatal, PTT, recibió el mandato de comprar todo el etanol producido en el país para mezclarlo con la gasolina. Estas medidas estimularon inversiones masivas en destilerías y en el cultivo de materias primas.

En 2019, Tailandia tenía 28 destilerías con una capacidad de producción total de 2.470 millones de litros al año. Los principales productores fueron empresas como KTIS, Mitrphol, Biofuel y KSL. Los rendimientos de la caña de azúcar y la yuca aumentaron sustancialmente gracias a la infusión de tecnología y mecanización.

La gasolina mezclada con etanol (gasohol) representó más del 97 por ciento de todo el combustible para el transporte. Había varias mezclas de gasohol disponibles, E10, E20 y E85. El E10 dominó el consumo, pero el gobierno parecía dispuesto a abandonar el E10 en favor del E20, lo que habría aumentado aún más el consumo. Tailandia emergió como el séptimo mayor productor y consumidor de etanol a nivel mundial durante los años de auge.

Con un consumo máximo de 1,610 millones de litros, inversiones fluyendo y planes para aumentar aún más los objetivos de mezcla, el futuro parecía brillante.

Factores detrás del declive

Sin embargo, desde 2020, el consumo de etanol ha caído un 19% a alrededor de 1,300 millones de litros anuales. Hay varios factores que han contribuido a este descenso:

  • Problemas de suministro de materias primas: La producción de etanol en Tailandia depende en gran medida de materias primas nacionales como la caña de azúcar y la yuca. Pero los rendimientos de los cultivos se han visto afectados por la sequía y las inundaciones causadas por los patrones climáticos de El Niño en los últimos años. Esto condujo a una menor disponibilidad de materias primas y precios más altos, lo que elevó los costos de producción.  
  • Altos costos de producción: La escasa oferta de materias primas ha elevado los precios de las materias primas, lo que ha aumentado los costes de producción de etanol tailandés. Ahora son más altos en comparación con otros productores importantes de la región como Vietnam, Pakistán e India, donde el maíz se utiliza como materia prima.  
  • Infraestructura de almacenamiento inadecuada: La mayoría de las destilerías de etanol carecen de la capacidad de almacenamiento adecuada para almacenar materias primas e inventarios de etanol durante períodos prolongados. Esto los hace vulnerables a la escasez de materias primas durante eventos climáticos adversos. La falta de almacenamiento y la falta de capacidad para gestionar las necesidades de capital circulante aumentaron los costes. 
  • Políticas inflexibles: Las restricciones a las importaciones y exportaciones de etanol redujeron la flexibilidad en la gestión de las fluctuaciones de la oferta. Los mandatos para adquirir toda la producción nacional obligaron al uso de etanol más costoso durante la escasez. Los retrasos en la obtención de la aprobación regulatoria para materias primas alternativas como el maíz erosionaron aún más la competitividad. Los movimientos para eliminar el E10 en favor del E20 se han pospuesto repetidamente. 
  • Incertidumbre del mercado: El crecimiento futuro de la demanda de etanol en Tailandia sigue siendo incierto. Esto ha desalentado las inversiones en la ampliación de la capacidad entre los operadores tradicionales, así como entre los nuevos participantes. Los productores están preocupados por los beneficios de las grandes mejoras de capacidad.  

Estos factores condujeron a la disminución del consumo y de la utilización de la capacidad. Abordar los desafíos estructurales es vital para que la industria tailandesa del etanol recupere su impulso de crecimiento.

Auge de los vehículos eléctricos: ¿una amenaza existencial?

A medida que los ingresos aumentaron durante la última década, la propiedad de vehículos en Tailandia aumentó a una tasa anual promedio del 2.3%. El número total de vehículos matriculados aumentó de 30 millones en 2018 a 35 millones en 2022. Sin embargo, el gobierno ha establecido objetivos ambiciosos para la adopción de vehículos eléctricos (EV), con el objetivo de que los EV alcancen el 30% de las ventas de automóviles nuevos para 2030.

Las matriculaciones de nuevos vehículos eléctricos están aumentando rápidamente, pasando de 1.420 en 2018 a 24.570 en 2022. Pero los vehículos eléctricos todavía representan solo alrededor del 2% de las ventas de automóviles nuevos a partir de 2022. Alcanzar el objetivo del 30% para 2030 requerirá un impulso político masivo y un cambio en la mentalidad de los consumidores.

Para la industria del etanol, los objetivos de los vehículos eléctricos significan incertidumbre. El etanol depende en gran medida de una flota cautiva de vehículos de gasolina para su uso principal como mezcla de combustibles. Pero si los vehículos eléctricos logran una alta penetración para 2030, erosionaría sustancialmente la demanda de gasolina y etanol.

Sin la capacidad de exportar o encontrar mercados alternativos, la total dependencia de Tailandia de la producción nacional de etanol la hace muy vulnerable a la disminución del uso de combustible.

Si bien el objetivo de vehículos eléctricos para 2030 todavía parece demasiado ambicioso, la dirección decisiva de la política de vehículos eléctricos del gobierno es preocupante para los productores de etanol.

Girar para Sobrevivir

La liberalización de las normas del mercado del etanol en Tailandia es la clave para la supervivencia de la industria. La industria también necesita buscar nuevas oportunidades de manera proactiva. Poner fin a las restricciones a las exportaciones de etanol y diversificarse en nuevos sectores como el combustible de aviación sostenible, el alcohol industrial y los bioplásticos podría ayudar a los productores a absorber la capacidad ociosa.

El combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés) está a punto de despegar en Tailandia, ya que el gobierno exige su mezcla en el combustible para aviones a partir de 2025. Como materia prima, el etanol puede ayudar a cumplir con el objetivo inicial de mezcla del 1% y los requisitos futuros más altos. Empresas como Bangchak ya están desarrollando capacidades de producción de SAF.

El alcohol industrial tiene aplicaciones en las industrias farmacéutica, cosmética, desinfectante y química. La liberación de los suministros de etanol para estos sectores puede compensar la reducción de la demanda de etanol combustible. Los principales productores han estado presionando al gobierno para que cambie las políticas y permita el desvío de etanol para la producción industrial de alcohol.

Los bioplásticos, como el biopolietileno y el PEF fabricados a partir de etanol, ofrecen nuevas y emocionantes vías. El importante fabricante KTIS ya está siguiendo esta ruta, desarrollando bioplásticos para el envasado de alimentos y otras aplicaciones. Otros también pueden emular este giro hacia los bioplásticos.

Sin embargo, los productores deben actuar con rapidez antes de que se cierre la ventana de oportunidad. La reciente Reunión de Ministros de Economía aprobó inicialmente permitir exportaciones de etanol de 1 millón de litros anuales. Si bien es un pequeño comienzo, esto indica un cambio de política que los productores pueden capitalizar.

Establecer la infraestructura y las relaciones con los clientes para abastecer a estos nuevos sectores requerirá tiempo e inversión. Los productores también tendrán que mejorar la eficiencia para seguir siendo competitivos. El apoyo del Gobierno durante esta transición será esencial. La industria del etanol de Tailandia necesitará una visión estratégica y una reinvención audaz para reclamar un lugar en la economía del futuro. Las empresas que actúan con decisión tienen la oportunidad de convertir la incertidumbre en oportunidad. Navegar por este proceso requerirá un profundo conocimiento del mercado y una previsión estratégica.

Nuestro equipo de expertos ha estado monitoreando de cerca la industria tailandesa del etanol durante más de una década. Entendemos la compleja interacción de los mercados de materias primas, las regulaciones gubernamentales, las preferencias de los consumidores y las tecnologías emergentes que darán forma al crecimiento y la rentabilidad futuros del etanol. Ya sea que usted sea un inversionista que busca desplegar capital, un productor que explora nuevas verticales o un formulador de políticas que sopesa reformas, podemos brindarle inteligencia procesable y recomendaciones basadas en datos personalizadas según sus necesidades.

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